Llegó un momento en el que no pude seguir leyendo el manuscrito. Era una antigua pieza fabricada con cueros de animal donde alguien escribió la historia que he estado contando. Motivado por una enorme curiosidad, busqué referencias de lugares donde posiblemente se ubicaba el monte donde estaba el templo sagrado con las puertas de oro.
Tardé años, la búsqueda fue intensa, tuve que investigar en bibliotecas, entrevistar personas de avanzada edad para escuchar de ellos antiguos relatos transmitidos de una generación a otra sólo por tradición oral. Aquellos cuentos se confunden entre la fantasía y la realidad.
Finalmente encontré un lugar cuyas características coincidían con los relatos que había escuchado y las referencias de los textos, en la actualidad es un terreno yermo, árido, donde la tierra fue lavada por la lluvia y la erosión dejando la roca desnuda y gris.
Pude subir y llegar a la cima, desde allí se observa el valle, otrora fértil, ahora convertido en áridas planicies.
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