Todo el tiempo estamos enfrentados a cerrar ciclos, etapas que terminan y que dan inicio a otras. Ahora estos finales voluntarios o no, son algo natural e inherente a la vida misma, sin embargo, no obstante aquello muchas veces nos resistimos a estos cierres, evitamos el cambio, el terminar una etapa. Nos adaptamos tanto a un estado que después es difícil salir o cambiarlo, modificar la inercia.
Cuando los finales son abruptos no nos queda más que aceptar lo que pasó aunque mentalmente volvamos una y otra vez a revivir lo que ha pasado "comiendo caldo de cabeza" no aceptando las cosas y escapando a los hechos como se nos presentan.
¿Cómo entonces cerrar un ciclo?
Creo que trabajando en aceptar los hechos tal y como son, no hundirse en críticas y no juzgar, la excesiva racionalización de todo lo que nos pasa lleva a desconectarnos con los sentimientos. Si causa dolor confrontar ese dolor en ese momento y no guardar emociones en la azotea mental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario