martes, 24 de septiembre de 2013

Engañarse a uno mismo

Cuando aun vivía con mis padres, una vez al llegar de madrugada después de un carrete con amigos, caminando suavemente para no hacer rechinar el piso de madera de la casa, estaba a punto de llegar a mi pieza y escucho una voz que dice:"hijo, ¿tienes frío?". Yo rápidamente dije:"No, sólo me levanté al baño". Mi madre no preguntó nada más y me fui a dormir. Al otro día, ella me pregunta: "¿Tenías frío anoche?¿Te levantaste al baño? y al ver mi cara llena de risa cambia la pregunta por una afirmación: "¡Venías llegando, me hiciste lesa!".
Después de recordar este hecho, surgieron las preguntas, ¿Cuántas veces no he sido sincero?¿Cuántas veces he engañado? y vergonzosamente, de las que puedo acordarme, son hartas.
La tarea fue, más que analizar caso a caso, buscar la raíz que genera tal reacción y comenzó a ser un denominador común presentes en todos, el miedo.
Ahora, el miedo es una emoción que surge cuando uno está enfrentado a cierto escenario, situación, etc. es un mecanismo de defensa que arrastramos desde nuestros ancestros.
Descubierta la causa, no quiere decir que ando por la vida como héroe, la "gracia" del asunto es que al conocer un factor que influye en mis decisiones puedo ver si esta emoción está tomando el control y elegir si hacer caso a ella o pasar la barrera.

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