Hace tiempo imaginé que todos y cada uno de nosotros somos como una gran neurona, nuestros dedos de las manos son como dendritas y los pies algo así como los terminales nerviosos del axón.
Las neuronas, generan redes y esas conexiones van creando caminos donde los impulsos viajan y se desarrollan en pensamientos, imágenes, información. El aporte de cada una es fundamental para concebir eso que llamamos cerebro y todo su complejo funcionamiento.
Tal como las neuronas, los seres humanos necesitamos conectarnos, comunicarnos con otras personas, somos sociales e intercambiamos energía con el medio (ingerimos alimentos, respiramos, eliminamos deshechos, etc).
Individualmente poseemos talentos, habilidades únicas que nos diferencias unos de otros y que a la vez pueden ser puestas al servicio de los demás o si consideramos una dimensión superior, para el bien y evolución de la humanidad entera. Excepcionalmente algunas personas han logrado generar grandes cambios culturales, sociales, científicos, tecnológicos, etc, el legado de estos genios enseña que todo lo que hicieron fue hecho para la humanidad y no sólo para beneficio personal. Ahora lo que intento explicar, es que todos y cada uno de nosotros, a mi juicio, de alguna forma (usando nuestras potencialidades, talentos, habilidades) estamos llamados a contribuir con la evolución de la especie para perpetuarnos más allá de la reproducción.
Esta contribución es exclusiva de cada uno y que sumada a todas las contribuciones individuales de todas las personas pueden generar eventos, mutaciones capaces de cambiar todo lo que hasta hoy conocemos.
Y no creo que sea el tamaño de la contribución lo que importa, sino más bien el impacto sobre el medioambiente y hacia los demás es lo relevante. A veces un pequeño gesto, como cultivar un jardín, regalar una flor, abrazar a alguien, genera mucha más belleza y alegría en el entorno que las palabras escritas en un libro o un blog.
Gracias.
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