La intolerancia, la arrogancia y creer que siempre tenemos la razón, no son buenas consejeras. El tener una opinión de algo no significa que esta deba ser una verdad que ilumine a los demás.
Entender que todos tenemos un punto de vista, ser tolerantes y practicar el silencio se puede aprender con el tiempo, dejando la mala costumbre actual vociferar lo que uno piensa.
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