Los berrinches, pataletas, rabietas tan común en los niños son momentos donde pareciera que todo gira alrededor del niño es el centro de atención con sus gritos y llanto.
Quiero comentar hoy, el hecho que como adultos somos buenos para usar métodos que saquen de ese estado de rabia a los niños, así recurrimos a técnicas psicológicas, de respiración, no prestar atención, etc. Los padres se quejan amargamente o soportan estoicos los berrinches de sus hijos sin cuestionarse las causas de fondo para aquel comportamiento, a veces esa rabieta oculta una profunda necesidad de atención, cuidado y cariño. Los padres por ser parte de un sistema económico demandante relegan la entrega de afecto o creen que a través de satisfacer deseos materiales educan bien a sus hijos.
La primera aproximación de los niños con el amor es a través de sus padres y son ellos los responsables de enseñar esto a través de las acciones diarias, no se puede demostrar a través de las palabras, los niños observan lo que hacen los padres y aprenden de ello.
Ahora, llevando al extremo el tema de los berrinches ¿Qué hay de los berrinches de los adultos? Disfrazamos las rabietas con el eufemismo "ataques de ira", caemos en la misma conducta que un niño de 4 años.
Nos dicen que somos adultos y que podemos dialogar, expresar nuestros sentimientos con asertividad, entonces ¿por qué tenemos estos ataques de ira?
El origen puede ser múltiple y puede estar escondido en lo más profundo del inconsciente lo que necesitaría años de psicoanálisis para descubrir la causa.
Sin lugar a dudas el cerebro adulto está mucho más desarrollado que el de un niño, durante el transcurso de nuestro vivir acumulamos grandes cantidades de información, recuerdos, experiencias, etc. y cada una de ellas representa una pequeña porción del mosaico con el que se forma nuestra personalidad. Puede que algún recuerdo o memoria (ese pixel del mosaico) sea un detonante para las rabias explosivas y que de vez en cuando encuentra la situación que lo hace manifestarse. Somos responsables por la rabia que sentimos y está en nosotros cambiar y para ellos tenemos que trabajar en nosotros mismos a nivel psicológico, espiritual. Somos seres amorosos y las rabias nos apartan de ello.
Al igual que un niño con una rabieta, tenemos que darnos cuenta que esos enojos son algo pasajero y volver a centrarnos en el momento, liberando toda esa tensión ayudados con alguna técnica o método útil.
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