Hoy mientras compraba un helado, al decirle a la vendedora el sabor que yo quería (vainilla), ella responde con otra pregunta ¿lúcuma coco?. Repetí nuevamente vainilla, ella no entendió y volvió a preguntar, insistí con el sabor. Finalmente después de esos intentos ella entendió que el sabor era vainilla.
¿Qué pasa, quién no entiende?
¿Yo al no hablar con voz fuerte o ella al no interpretar bien mis palabras?
Lo cierto es que en estos tiempos, el ruido ambiental de la ciudad nos hace hablar fuerte, elevamos la voz para ser escuchados, ejemplos clásicos son las personas que viven en NY.
¿Es necesario elevar la voz para ser escuchados?¿Tenemos que imponer nuestras ideas vociferando?
Por estos días los debates en la política nacional Chilena, demuestran que las personas hablan fuerte y golpeado como si fuera una actitud de poder, de determinación personal y autoridad sobre otros.
Ciertamente que en algunos casos es necesario hablar fuerte en otros tal acto es contaminar el ambiente, inundando el espacio con sonidos a una frecuencia que sólo causan ruido.
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